domingo, 8 de mayo de 2016

Entre historias.


Llegado a este punto siempre me pregunto, ¿Qué es de ti? ¿Es éste tu verdadero yo? Muchos cambios han ocurrido sobre todo desde que llegué a la universidad, ya hace tres años, y poco a poco he ido viendo como he ido transformando, no se si para bien o para mal. Poco queda de ese chico que primero actuaba y después pensaba en lo que había hecho, poco queda de las actuaciones repentinas y los arrepentimientos y demasiados pensamientos están en mi mente comparándome con mi yo de antes. No estoy diciendo que esos pensamientos sean malos o que no me gusten, solo que es difícil acostumbrarse a vivir con ellos, a que no te atormenten demasiado, a que no lleguen a traicionarte y volverse contra ti.
Atrás quedan las noches en las que era tocar la cama y dormir, cambiando por noches en las que lo único que consigo es contar cuantas vueltas doy, planificándome, escúchandome sobre como me va y cosas así. Los sueños felices se trasformaron en pesadillas, los objetivos que te haces cuando eras pequeño, en deseos y, lo peor de todo, es que tienes que acostumbrarte a convivir con ello porque son los únicos acompañantes que seguramente tendrás a lo largo de tu vida cuando te tumbes en la cama.
Tal vez viva mas la realidad, mi realidad, tal vez beba menos que antes y no me inhiba lo suficiente, tal vez me preocupe demasiado por cosas insignificantes, tal vez sea así, o tal vez sea de todo un poco; lo que si es cierto es que sea cual sea el camino correcto que hubiese tenido que elegir en un determinado momento, lo único que quiero es ser capaz de poder aproximarme a ese camino lo mas cerca posible, sentirme realizado, sentirme vivo.
Sinceramente, no es que no sepa quién soy yo, sino que no se en que grado de ser yo estoy,  si todos mis miedos y todas mis preocupaciones desaparecerán, o si por el contrario se incrementarán porque realmente soy así y sea incapaz de dejarlas, lo único que intento es saber convivir con todo y lo único que pretendo es ser feliz aún con todos mis defectos.
No es que me asuste mi futuro, sino que lo espero poder solventar  sabiéndome enfrentarme a mis problemas, no huyendo y quedándome en la cama sin saber que hacer, pues siempre que sea posible estaré en la primera línea de batalla.
Todo lo que quiero decir es que, tengo miedo de morir y no haber sido capaz de domarme, no haber sido capaz de vivir como me hubiese gustado, de no haber cumplido mis objetivos o de darme por vencido porque todos esos pensamientos que me abordan por la noche son demasiados como para poder levantarme y luchar.
Quiero ser feliz, sé que estoy en el camino correcto, pero me queda mucho camino, lo sé.
Lo único a sacar en claro de este texto es que es domingo, y odio los domingos.



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