martes, 28 de marzo de 2017

Cap 10: Buscando respuestas


Las ambulancias llegaron enseguida al lugar del accidente, como si alguien se hubiese percatado previamente de lo que iba a pasar.

-Vamos, está grave, subidlo a la camilla. -Dijo uno de los médicos antes de subirlo a la ambulancia para trasladarlo al hospital.
Los sanitarios fueron muy rápido en toda la operación de rescate y por suerte, Uriel no había sufrido ningún daño grave; tenía dos costillas rotas por el impacto contra el suelo, un esguince en el cuello producido por el choque y un leve traumatismo craneoencefálico, pero nada más por lo que temer.

A la media hora de haber llegado Uriel allí, Alan, Gael y Dante fueron corriendo al hospital al haberse enterado del accidente por Hugo, el primero en recibir las noticias.

-¿Qué ha pasado? -Preguntó Gael a Hugo mientras los tres pasaban a la habitación donde Uriel se encontraba descansando.

-Que por vuestra culpa ahora Uriel se encuentra en esta situación. -Contestó de forma directa y enfadada Hugo.

Hugo y Uriel eran amigos desde pequeños, más incluso que con el resto del grupo. Tenían un vínculo muy especial, por lo que Hugo se sentía muy culpable de no haber estado con él el momento del accidente.

-¿Cómo? ¿Que es lo que sabes Hugo? Nosotros no tenemos nada que ver, sólo le encargamos que arreglase un ordenador. -Respondió Gael con sentimiento de culpabilidad.

-Uriel me ha contado todo. Un ordenador... ¿Pero qué ordenador? El de Caín. Se lo de la casa, lo de la policía, todo. ¿A qué esperabais para contárnoslo? ¿O es que sólo nos queríais para utilizarnos cuando nos necesitaseis como habéis hecho con él? -Dijo Hugo encarándose con los tres.

-Eso no es así. -Saltó Dante elevando el tono de voz. -Por el único motivo por el que no os hemos dicho nada hasta ahora era para no poneros a nadie en peligro, ¿Vale? Además, ha sido un accidente, ¿Qué tiene que ver con todo esto?

-Tiene que ver. -Afirmó Hugo. -Los primeros indicios muestran que el coche le dio a propósito para darse después a la fuga, además, Uriel me ha contado antes que ese todoterreno le seguía desde que salió de la tienda. ¿De verdad no os dais cuenta? Ya nos estáis poniendo en peligro y nosotros sin enterarnos. Por lo que sea hay gente que no quiere que se descubra que pasó de verdad y van a hacer todo lo posible para que así sea. No es tan difícil darse cuenta.

-A lo mejor tiene razón... -Murmulló Gael.

-Es evidente que si le han hecho esto a Uriel es por algo, pero lo siento, no me voy a quedar de brazos cruzados viendo como podemos correr peligro, quiero saber quién está detrás de esto. -Contestó Dante.

-Haced lo que queráis, pero os aseguro que si nos volvéis a involucrar a alguno de nosotros en vuestro patético plan se lo contaré tanto a ellos como a la policía, ¿Entendido? -Amenazó Hugo.

-No te preocupes. -Contestó Alan. -Haremos lo posible para que esto no vuelva a suceder.

Los tres amigos se marcharon, no sin antes asegurarse de que Uriel estaba evolucionando correctamente.

-¿Y ahora qué? Después de esto y con el ordenador seguramente destrozado, estamos como antes o incluso peor diría yo... -Dijo Gael decepcionado.

-Tengo una idea pero no creo que os guste. -Planteó tímidamente Alan.

-Cuéntanos. -Dijo Dante intrigado.

-Bien, el otro día en la casa... Ese tal Rick, era como si hubiese esperado durante años que nosotros nos colásemos en la casa, como si supiese que tarde o temprano íbamos a buscar una respuesta sobre lo ocurrido. ¿A quién si no se le ocurriría quedarse en una casa donde ocurrió un suceso de tal calibre para hablar "sólo"? Pienso que sabe algo más que nosotros. Cuando pasó aquello se rumoreó que apartaron a Rick del caso por una actitud demasiado sospechosa y si los rumores son ciertos creo que tenemos buena fuente de dónde beber. -Afirmó Alan mientras sus dos amigos le miraban perplejos.

-Te olvidas de algo. -Recriminó Gael. -Y es que es policía, y no creo que sea buena idea ir a un policía y decirle: "Eh, oye, ¿Lo de la otra noche? Pues fuimos nosotros. Venga, cuéntanos lo que sabes." Me niego. Nos hemos arriesgado mucho ya, no pienso seguir jugando a esto, y menos mientras Uriel esté así.

-Pues yo lo veo buena idea. -Afirmó Dante tras escuchar a sus amigos.

-¿En serio? Pues lo siento pero yo de esto me aparto, no quiero saber nada de hablar con policías. -Dijo Gael.

-Está bien, te entiendo Gael, pero espero poder seguir contando contigo. -Le respondió Dante de forma comprensiva.

Después de la conversación, Alan y Dante se fueron a preparar para hablar con Rick mientras Gael se quedó en el hospital, preocupado por el estado de su amigo.

Esperaron hasta el anochecer y aparcaron delante de la comisaría a la espera de que Rick terminarse su turno y se fuese a casa para perseguirlo con el coche, necesitaban un sitio tranquilo donde poder hablar con él.
A las 20:45, Rick salió de la comisaría camino a su coche para conducir hacia su casa, y acto seguido, Dante encendió el motor del suyo para seguirlo.
Recorrieron lentamente las oscuras calles del pueblo las cuales sólo las alumbraban unas cuantas farolas. Había poco tráfico y apenas transitaba gente por la calle lo que dificultaba la persecución sin que Rick se percatase.
Al cabo de casi diez minutos, Rick se desvió hacia donde Alan y Dante creían que se encontraba su casa pero para sorpresa de ambos, Rick paró su coche en mitad de camino, en mitad de la calle para salir del coche y  gritar:
-¡Vamos! ¡¿Qué queréis?! ¿Acaso creéis que no os he visto?

Esto sobresaltó a Alan, que decidió salir rápido del coche.

-Tranquilo, sólo quiero hablar y buscaba el mejor sitio, perdón si te has sentido perseguido. -Dijo Alan.

-¿Seguirme para hablar? vamos, ¿Pretendes que me lo crea? -Se mofó Rick.

-Yo fui quien se coló en la casa la otra noche. -Confesó Alan.

-Así que tú, ¿eh? Debí imaginármelo. Había pasado mucho tiempo como para aguantaros y no meter las narices donde no os llaman. -Dijo Rick cabreado.

-Necesito respuestas, y sé que tú puedes dármelas. -Le pidió Alan.

-Yo no sé nada chico, ya está, vete por donde has venido y reza porque no me levante mañana con ganas de contárselo a mis superiores. -Amenazó Rick.

-Ante esta situación, Dante, que se había quedado en el coche mirando, salió de él enojado y hacia Rick, que ante esta acción dijo:

-Vamos, ¿Y tú qué quieres? ¿También confesar que estuviste husmeando donde no debías?

Las pupilas de Dante se dilataban conforme iba llegando al encuentro con Rick y una vez delante de él, sacó una pistola que guardaba en el bolsillo para decir;

-Quiero que hables, aquí y ahora.

sábado, 25 de marzo de 2017

Cap 9: Tal vez no fue buena idea meterlo en el plan


Eran las 17:00 cuando alguien tocó el timbre.

Será él. -Dijo Alan con un tono de seguridad.

Y efectivamente era la persona a la que Alan se refería, Uriel. Gael, Alan y Dante habían decidido definitivamente contarle todo lo que había ocurrido los últimos días y le esperaban desde hace un rato en la casa de Dante.

Su casa era pequeña, por fuera estaba cubierta de ladrillos muy anaranjados con dos ventanas a cada lado de la puerta refugiadas por unas rejas negras. Nada más entrar, podías ver un largo pasillo de madera que se dividía tanto a la izquierda como a la derecha en dos habitaciones: el dormitorio, la cocina, el baño y el salón; y ahí es donde esperaban la llegada de su amigo, sentados en un sofá rojo granate situado sobre una alfombra que representaba una hermosa noche estrellada tal vez desde lo alto de un monte lejos de las luces de la ciudad.

-¿Quién es? -Preguntó Dante con un tono de voz elevado mientras se acercaba a la puerta.

-Soy yo, Uriel. -Afirmó

Dante le abrió la puerta y le dio la mano mientras le invitaba a pasar.

-¿Qué querías? -Preguntó Uriel a Dante mientras recorría el pasillo de su casa mirando los cuadros que tenía colgados.

-No seas impaciente, enseguida te lo contamos. -Le contestó Dante justo al llegar al salón y tras asegurarse de que Uriel había visto ya a sus dos compañeros.

Los chicos le contaron a Uriel todo lo que les había ocurrido estos últimos días: cómo se plantearon ir a la casa, lo que allí ocurrió... Y tras eso, le comentaron el nuevo plan a seguir.

-Necesitamos tu ayuda para poder entrar en el ordenador de Caín. Se nos ocurrió que sea lo que sea lo que pasó aquel día, tiene que estar dentro del ordenador, sino no tendría sentido que estuviese tan escondido. -Le comentó Alan a Uriel.

-A ver... A ver... Con calma, un momento, ¿!Que habéis hecho qué¡? ¿Cómo habéis pensado todo esto? Es de locos. -Respondió Uriel sorprendido y tratando de asimilar todo lo que le acababan de contar.

-Os dije que no era buena idea. -Recriminó Gael mirando con cara de tener razón a Dante y Alan.

-Entiendo tu reacción. -Dijo Dante. -Pero entiéndenos a nosotros, hemos luchado por llegar hasta aquí y vemos buena idea pedirte ayuda, además, hemos estado hablando y nos hemos prometido entre los tres que pase lo que pase no te vamos a involucrar en nada que no quieras. -Aclaró.

-A ver... Yo os quiero ayudar, está claro que todo esto me ha pillado por sorpresa, pero claro que quiero, me gustaría seros útil ahora que se todo esto. -Les confirmo Uriel aún con cara de sorpresa.

Uriel empezó a examinar el ordenador. Estaba viejo y lleno de polvo por lo que tendría que abrirlo y limpiarlo lo mejor posible para que funcionase lo más rápido que un ordenador en esas circunstancias se podía permitir.

Tras examinarlo durante unos minutos, Uriel les dijo:

-Vale pues tengo toda la tarde libre así que si queréis voy a la tienda de mi amigo de La Fuente y le comento qué es lo que puedo necesitar para que el ordenador arranque.

-Nos parece bien. -Asintió Dante.

Y así fue, Uriel cogió su coche, un Ford gris del 2000 y puso rumbo hacia la tienda de informática donde estaba Ángel, el dependiente de la tienda, amigo suyo casi por obligación tras la cantidad de veces que Uriel le había visitado en busca de alguno de sus productos.

-¿Qué me traes hoy? -Le preguntó Ángel a Uriel al verlo pasar por la puerta.

-Un amigo mío se ha encontrado su ordenador viejo en su trastero y me gustaría que lo pusieses a funcionar, también tiene una contraseña así que si pudieras quitarla... Lo he estado intentando yo todo el día pero no he sido capaz, se ve que mis conocimientos no llegan a tanto. -Le comentó Uriel.

-En condiciones normales no lo podría hacer pero te conozco y no puedes esconder nada malo, así que trae para acá, lo tendrás listo en una hora más o menos. -Le respondió el dependiente.

Dicho y hecho, el ordenador estuvo listo en una hora. Contento por haber hecho un buen trabajo, Uriel se dispuso a volver a casa de Dante para ver lo que había en el ordenador. Una vez en la carretera, poco tiempo tardó en darse cuenta de que un coche le seguía desde que salió de la tienda.

-¿Qué narices hará ese todoterreno negro detrás de mí todo el rato? -Se preguntó Uriel con miedo mientras empezaba a acelerar para ver si conseguía perderlo de vista.

Pero no, al contrario, el todoterreno también aceleró hasta tal punto que tocó lo justo el coche de Uriel para desviarlo de la carretera y hacerlo chocar contra el quitamiedos. Uriel quedó inmóvil tras haber dado tres vueltas de campana y siquiera sin poder ver como el coche que le embistió se dio a la fuga como si nada hubiese pasado.

viernes, 24 de marzo de 2017

Cap 8: Rick


El grito venía de la habitación del desván, haciendo que los policías que estaban en la misma habitación que los protagonistas se desplazaran rápidamente a la habitación contigua. Allí se encontraba Rick, el policía que había gritado, apuntando con su linterna tanto al hueco del techo como al resto del dormitorio, como buscando algún indicio más que les mostrase que los supuestos ladrones seguían dentro de la casa.

-¿Oís algo? -Dijo Alan.

-Parece que están hablando del suceso y de porqué podría haber entrado alguien aquí. -Contesto Dante.

Y así era, los tres policías que se encontraban en la habitación estaban rememorando el caso y, al terminar:

-Bien, ¿Qué debemos hacer? -Preguntó uno de ellos.

-Está claro que sabían a lo que venían, no creo que haya nadie en la casa, no hay apenas sitio para esconderse y no hemos oído ningún ruido, vayámonos e informemos de esto cuanto antes, es lo mejor que podemos hacer.

-Yo me quedaré a echar un último vistazo. -Respondió Rick. -Podéis iros al coche si queréis.

Rick era un hombre mayor, de 56 años, su físico había pasado ya su mejor época y en la cabeza sólo le quedaba la barba blanca que se dejaba para aparentar un tipo más duro aún de lo que ya parecía. Conocía el caso perfectamente y se intuía desde hace ya mucho tiempo que algo así podría pasar. En aquella época la policía quería cerrar el caso cuanto antes y veían en Rick un estorbo que chafaría el plan que iban a seguir.

-Vamos, ¿Quién anda por ahí? -Empezó a preguntar Rick sin esperar respuesta pero tratando de hacer que quien estuviese escondido saliese a su busca. -No tengo toda la noche y tengo más cosas que hacer, ¿Serías o seríais tan amables de salir? No entiendo porqué abrir este caso de nuevo. -Decía mientras merodeaba por toda la casa. -¿Sabéis todo lo que podéis formar? Es un pueblo pequeño, muy difícil sería que nadie os acabase atrapando, ¿Pero sabéis qué? Si de verdad me estáis escuchando, os digo que os encontraré. -Dijo finalmente mientras se dirigía hacia la puerta para después dar un tremendo portazo.

Los chicos se quedaron mudos, no sabían que decir, se miraban entre ellos sin atreverse a salir de debajo de la cama, sin saber que hacer, se sentían observados por ese tal Rick que tanto habían oído hablar de él por el pueblo pero que nunca lo habían tenido tan cerca. ¿Por qué se había dirigido él personalmente hasta esa casa? Era todo muy extraño y los tres chicos no sabían que solución encontrarle, la mejor opción era coger la mochila que habían encontrado y salir con cautela de la casa, asegurándose que nadie podía verles.

Los policías se marcharon directos a la oficina a dar parte de lo que había sucedido y poco después, los chicos fueron a buscar el coche para salir lo más rápido posible de allí.

-Van directos a informar al jefe de la Policía Local, seguro. -Comentó Dante mientras arrancaba el coche.

-Si, mañana todo esto estará infestado de policías. -Dijo Alan. -Más nos vale haber borrado todas nuestras huellas y haber cogido todas las posibles pruebas con las que nos puedan identificar, sino se levantarían las sospechas contra nosotros una vez más y nos acabarían sentenciando.

Una vez por el oscuro camino que les llevaba de vuelta al pueblo, una luz a lo lejos les iluminó de nuevo. Esta vez sí que habían sido vistos. La luz provenía de otro coche situado a lo lejos fuera del camino y estaba allí colocado como si se hubiese quedado allí para ver el espectáculo.

-¡¿Será Rick?! -Preguntó Gael alterado.

-Imposible, vi por la ventana como se iba e igualmente ese no es su coche, ese coche tiene que ser mínimo un todoterreno por la altura de las luces. -Contestó Dante mientras intentaba acelerar para evitar que fuesen reconocidos.

El problema es que ya lo habían hecho, el coche que estaba ahí situado no era por casualidad, por lo que fuera, sabía a que hora y en que momento iban a visitar la casa.

Justo al terminar Dante de hablar, el coche empezó a darse la vuelta para irse, sin darles la oportunidad de que adivinasen quién podía haber sido.

Una vez más tranquilos, y después de haber estado hablando de quién podía haber sido esa persona que les había estado espiando mientras estaban en la casa, Alan, abrió la mochila:

-¡El ordenador de Caín! -Gritó Alan. Era un ordenador portátil ya algo antiguo y algo estropeado por el paso del tiempo.

-¡¿Cómo?! ¿Y funciona? ¿Cómo puede estar ahí todavía el ordenador de Caín? -Preguntó Dante sorprendido.

-Enciéndelo, corre, seguro que hay algo importante ahí si tan escondido estaba. -Le dijo Gael emocionado.

-Imposible, no funciona, lo estoy intentando pero no hay manera de que vaya, ¿Qué podemos hacer? Ahora mismo está inservible, pero tenemos que encontrar la forma de sacar lo que tiene dentro, sea lo que fuere lo que pasó ese día estoy seguro de que está dentro de ese ordenador. -Contestó Alan.

-Podemos probar con Uriel, él sabe de ordenadores. -Sugirió Dante.

-¿E involucrarlo? -Recriminó Alan.

-Puede ser buena idea. -Dijo Gael. -Es verdad que no le hará gracia porque para empezar no le hemos contado nada ni a él ni al resto de los chicos pero creo que debería entenderlo, al fin y al cabo somos amigos y seguro que él también se muere de ganas por saber que pasó.



martes, 21 de marzo de 2017

Cap 7: ¿Hay secretos en la casa?


-Bien, ¿Cómo pasamos? -Preguntó Gael no sin antes haberse asegurado de que el coche estaba lejos de la casa.

-Así. -Respondió Dante mientras cogía impulso para propinarle una fuerte patada a la puerta principal.

Esta acción formó mucho ruido que por suerte, parecía imposible de escucharse alrededor, ya que las pocas casas que había cerca estaban deshabitadas o no solía haber gente en ellas.

-Podrías haber sido algo más delicado. -Replicó Alan.

-En ese caso estaríamos toda la noche intentando entrar sin éxito. -Le contestó Dante al momento. -Vale, os quiero lo más concentrados posible chicos, por Caín y descubrir qué le paso.

Los tres chicos entraron uno a uno a aquella casa que les había traído más penas que alegrías.

 Conforme pasaban e iban alumbrando con sus linternas, no paraban de venirles imágenes pasadas de aquél día. A Gael incluso se le habían quedado los labios secos, eran demasiadas emociones para él en poco tiempo pero por suerte, tenía al lado al indestructible Dante, que no dudó en apoyar su mano en el hombro de Gael para mostrarle su apoyo.

En otro plano completamente distinto se encontraba Alan, que había intentado dejar de lado todas aquellas emociones para tratar de encontrar alguna pista que le pudiese ayudar.

-¿Por dónde deberíamos empezar? -Dudó Alan, preguntando en voz alta para romper el silencio que se había impuesto al entrar.

-Nos podemos dividir esta sala que es más grande y después entrar en el baño y en los dos dormitorios que son más pequeños y hay menos cosas por medio. -Propuso Dante.

El salón estaba tal cual lo dejaron, al fondo del mismo había una mesa grande, aún ocupada por platos y los restos de comida que los insectos no habían sido capaces de comerse. A la izquierda, un televisor que prepararon aquel día por si querían relajarse jugando o viendo películas, y alrededor de éste, unas cuantas sillas.

Gael apuntó con la linterna a esas sillas y no pudo evitar recordar una escena en la que estaba él junto a Edgar y Caín, en la cual se quedaron hablando durante un buen rato. Vio que las sillas estaban tal y como las dejaron en aquella situación, incluso pudo verse a él junto a sus dos amigos en aquella tarde, relajados y sin ningún tipo de preocupación.

A la derecha de esa habitación había un par de muebles y alguna que otra mochila, eso sí, ya comido todo por el polvo y la humedad.

Estuvieron más de una hora intentando encontrar alguna pista que, por desgracia, no apareció. Una vez miraron por todo el salón, se dirigieron a las otras tres salas restantes.

Era ya más de la 1 de la madrugada cuando los tres, exhaustos, decidieron tumbarse en una de las camas del dormitorio, con el mal sabor de boca de no haber sido capaces de haber descubierto absolutamente nada.

Estaban conversando cuando Gael, cansado y sin ganas de hacer nada más, se tumbó bocarriba en una de las camas mientras escuchaba a sus otros dos compañeros hablar y hacía una especie de juego con la linterna, como si quisiese hacer formas con la luz que ésta desprendía.

-¡Espera! ¡Apunta ahí! -Gritó Alan sobresaltando a Gael mientras señalaba con el dedo a una esquina.

Gael se dirigió hacia ese punto con la linterna, lentamente para no perder ningún detalle y, al llegar ahí, observó una especie de ranura demasiado recta como para ser una grieta originada por el tiempo.
Acto seguido, Dante arrimó la cama hasta debajo de la ranura, se levantó hacia ella y empezó a propinarle golpes hasta que consiguió abrirla. Era un pequeño desván en el que, al alumbrar con la linterna, pudo observar una mochila al fondo del habitáculo.

Dante, con toda decisión, fue a coger esa mochila, cuando de repente empezaron a escuchar sirenas. ¡Era la policía!

-¡Corred, vámonos de aquí antes de que nos pillen! -Grito Gael.

-¡No podemos irnos, vienen de camino ya, se escucha demasiado cerca! -Contestó Alan.

-¡Hay que esconderse! -Dijo Dante.

Los tres amigos, sin mucho sitio donde ocultarse, decidieron esconderse en el dormitorio que no tenía el desván, debajo de una de las camas que éste tenía.

Justo al momento de esconderse, las luces de los dos coches de la policía que fueron al lugar iluminaron toda la casa.

-¿Hay alguien ahí? -Dijo desde fuera uno de los policías.

-Nos van a pillar. -Susurró Gael a los otros dos chicos.

Dos de los cuatro policías se dirigieron directamente al dormitorio donde ellos se encontraban.

-¡Venid, rápido! -Gritó un policía poniendo los pelos de punta a los tres chicos.

domingo, 12 de marzo de 2017

Cap 6: Regreso al pasado


Y los tres chicos subieron al coche de Dante como si de una nave que les haría regresar al pasado se tratase.

Los tres interiorizaron todos sus sentimientos, sus dedos agarrotados mostraban su nerviosismo, al igual que los labios secos de Gael, la mano en la nuca de Alan... No paraban de venirles imágenes pasadas de lo que fue aquél día, incluso Dante se llevó la mano al corazón al recordar que por muchas carreras que se hizo alrededor de la casa, no pudo encontrar ninguna evidencia de secuestro, siquiera alguna evidencia de que Caín quiso cambiar radicalmente de aires.  Alan, negó con la cabeza hasta tres veces al intentar comprender porqué ocurrió eso.

La media hora de viaje se les hizo eterna y antes de llegar, Gael, intentando romper la atmósfera de silencio que se había creado, preguntó a Dante:

-¿Por qué nos elegiste a Alan y a mi? Quiero decir, somos nueve en total y más o menos todos nos llevamos bien, se que con nosotros dos tienes más confianza pero no lo veo suficiente motivo.

-Te explico. -Comenzó a aclarar Dante. -Aunque para ti la confianza no sea motivo suficiente, para mi si lo es. Creo que los tres estamos de acuerdo en que daría lo que fuese por cualquiera de vosotros pero, ¿Sería lo mismo al revés? En mi opinión creo que no. A partir de ese suceso me volví frío, vosotros lo podréis corroborar, muchos creyeron que yo tuve algo que ver, que por eso me aparté de todos, cuando la única verdad era que estaba lo suficientemente afectado como para sufrir en solitario, como para llegar el momento buscar una solución o incluso buscar venganza. Vosotros dos fuisteis los únicos que me comprendisteis, que confiasteis en que ese absurdo bulo era mentira. Sois las únicas personas que tengo la certeza de que daríais lo mismo por mí que yo por vosotros.

Alan y Gael se quedaron sorprendidos y sin saber que decir ante tal reflexión.

Poco después llegaron a la casa y sin apenas decir nada, los chicos bajaron del coche y se quedaron observándola. Ninguno de los tres, ni ninguno del grupo, había vuelto a ese lugar desde aquel día, acababan de romper una barrera que había durado diez años y apenas se habían dado cuenta gracias a las emotivas palabras de Dante.

Tras unos instantes en los que se quedaron atónitos, Alan decidió romper el silencio:

-Créeme Dante, aunque vayamos a la cárcel porque nos culpen a nosotros, cualquier cosa que nos pase, ten por seguro que tus espaldas estarán bien cubiertas.

-No sabía que habías guardado tanta tristeza, tanta ira para ti solo, Dante, de haberlo sabido antes, te aseguro que este caso estaría más que resuelto. Mientras nos tengamos los tres no creo que haya nada que nos pare. Qué, ¿Entramos? -Dijo Gael que, gracias a las palabras de Dante, al fin se sentía decidido a formar parte de esto. Días antes tenía la sensación de que había aceptado prácticamente por compromiso pero claro, antes no sabía que gran amigo tenía al lado, que dos grandes amigos querían dejar sus conciencias tranquilas de una vez por encima de todo y él no podía echarse atrás porque, al fin y al cabo, pensaba lo mismo que ellos, así que decidió liberarse de las cadenas que le ataban y saltar con ellos al vacío que era ese gran caso.

-Vestíos con la ropa que tengo en el coche, vamos a poner la casa patas arriba y no descansaré hasta encontrar algo que nos ayude. -Dijo Dante con decisión mientras miraba enfurecidamente la puerta.

lunes, 6 de marzo de 2017

Cap 5: Que empiece el juego

-Cuéntame, Dante, ¿Qué tienes entre manos? -Preguntó Gael nada más llegar. 

Alan y Dante llegaron antes que él, le esperaban en un pequeño parque algo oscuro situado cerca de la zona donde vivían. A los tres amigos les traía muy buenos recuerdos ese parque ya que años atrás habían pasado muchas tardes jugando.

Dante iba vestido más oscuro de lo que acostumbraba, como si quisiese pasar desapercibido. Alan, esperaba indicaciones de Dante, pues al igual que Gael, no sabía aún por qué les había citado a esa hora. 

-Vale, seré directo, quiero ir a aquella casa y lo quiero hacer ahora. -Dijo Dante con decisión.

-¿Cómo? -Se sorprendió Gael. -¿Estás loco?, ¿Así, sin prepararnos ni nada?

-Suponía que me diríais eso, tengo linternas y ropa oscura en el coche. Os lo he traído porque sé que así os sentiríais más tranquilos. -Dijo Dante intentando calmar a su alterado amigo. -¿Tú qué piensas, Alan?

-Supongo que lo has hecho porque no nos veías capaces de dar el paso así que bueno, aunque no esté de acuerdo con las formas con las que  el plan se va a ejecutar, acepto. 

-Está bien, allá vamos, pero cuéntame antes qué es lo que vamos a hacer y cómo pretenderás que encontremos algo después de 10 años. -Dijo Gael indignado. 

Dante comenzó a hablarles con un tono convincente, se le veía seguro de lo que quería hacer y no iba a impedir que las dudas de Gael frustrasen su idea.

-He estado informándome lo que he podido, y gracias a una amiga mía que trabaja en el cuartel de la policía local, he encontrado algo que nos puede dar un poco de luz a este asunto.

-Tú siempre moviendo hilos. -Bromeó Alan.

-¿Qué es? -Curioseó Gael. 

-Pues resulta que la policía que investigó el caso se dejó muchos cabos sueltos. Todos sabemos que el caso no fue investigado a fondo y que por el eco que tuvo la noticia y el revuelo que provocó en el pueblo, no se quiso dar demasiado interés para que El Álamo no saliese perdiendo y tuviese una mala imagen para la gente de fuera. 

Pues bien, he podido comprobar que los alrededores de la casa fueron bien investigados en busca de algunas pruebas o algún camino que Caín pudo haber seguido o su secuestrador/a si lo hubiese, pero apenas he visto cuatro fotos de dentro de la casa y de los alrededores, podríamos empezar por ahí.

-Es todo muy difuso. -Dijo Alan. -Además, no entiendo porqué investigar la casa, se supone que nosotros estábamos ahí, o, ¿Insinúas que pudimos ser alguno de nosotros?

-Para nada. -Sentenció Dante. -Pero fíjate, si recuerdas, nosotros por la noticia no pudimos fijarnos si hubo algo que Caín pudo dejarse y la policía después tampoco es que profundizase mucho, sabéis que se limitó a cerrar esa casa prácticamente para siempre. ¡Si hay algo, es el único sitio donde pueda estar!

-Puedo estar de acuerdo con eso, pero Dante, permíteme decirte que, antes de colarme en esa casa donde ocurrió mi mayor trauma, quiero que me asegures que vamos a salir con alguna pista con la que podamos encarrilar este asunto. -Aseguró Gael. 


-Acepto el trato, Gael, ¿Vamos entonces?