martes, 28 de agosto de 2018

La culminación de un gran engaño: capítulo 4.


Marco, a mi despacho cuando puedas, por favor ordenó  Bruno tras haberle llamado al teléfono del despacho.
«Lo que me faltaba, reunión con el jefe ahora», pensó Marco mientras se levantó para ir a su cita con su jefe.
Dime Bruno, ¿qué quería?   dijo éste preocupado.
  Cambia esa cara Marco, que os haya puesto en esta situación es culpa mía y quiero que sepas que ante todo está vuestra salud mental y física así que quiero que sepas que tienes a partir de ahora mismo dos días libres para que los disfrutes con tu mujer y en tu casa. Martín me ha contado que no has parado ni un día con un proyecto que tenéis entre manos y creo que te mereces un descanso; no te preocupes por nada, esto no influirá a la hora de elegir a mi sucesor   le propuso Bruno.
¿De verdad?   contestó Marco Gracias jefe, ahora mismo preparo mis cosas y me voy, sinceramente creo que lo necesito.
  Pero Marco, descanso significa descanso, si te lo doy es para que desconectes totalmente de la empresa, no quiero oír que has aprovechado para seguir con ese dichoso proyecto.
  De acuerdo jefe, le haré caso.
Acto seguido, Marco se marchó para su casa dejando el ordenador en la oficina para asegurarse de que no iba a seguir con su trabajo en casa. Desgraciadamente, Martín le tenía preparadas un par de sorpresas más:
Marco había llegado a casa contento por tener dos días de descanso, cuando nada más abrir la puerta lo primero que observó fue la imagen de su mujer desolada sosteniendo una fotografía en la mano.
¿Qué te pasa?   preguntó éste.
  Explícame qué es esto, por favor...   le contestó Sara, su mujer, llorando mientras le enseñaba la dichosa fotografía que ya había circulado por su empresa.
  Eso es falso, te lo juro, en la empresa también lo han pasado y ni siquiera sé quien ha sido capaz de hacerlo... me conoces, soy buena gente y jamás te traicionaría   contestó Marco intentando convencer a Sara de que esa fotografía era falsa.
  Ya no sé si creerte Marco, llevas unas semanas alejado de mí, como abstraído y esta imagen lo único que hace es justificar que ya no me quieres, que prefieres buscar lo que no tienes conmigo y necesitas nuevas experiencias con otras mujeres   le comentó Sara deprimida.
  Desde que empezaron estas absurdas elecciones sólo he tenido problemas... y llevas razón en que he estado muy alejado de todo el mundo sin darme cuenta de nada, hasta hoy; lo único que quiero es recuperarte a ti y seguir el rumbo de mi vida, de verdad, sólo déjame una semana más y verás como todo se aclara. Estamos en las elecciones de una de las empresas más importantes de la ciudad y creo que es normal que intenten echar mierda sobre mí   dijo Marco intentando convencer a Sara.
  Tienes una semana para demostrarme que no me equivoco   le contestó ella.
Tras esta discusión, Marco, desamparado, se fue al baño a desahogarse. No podía más, toda esa situación estaba acabando con él, veía que no era capaz de llegar a la altura de las exigencias de Martín. Tenía claro que confiaba en él ya que era un hombre que había conseguido muchos éxitos anteriormente y veía en él la llave para poder ser el nuevo jefe y darle a su mujer la estabilidad económica que ambos ansiaban. Sin embargo, veía todos sus esfuerzos frenados continuamente por las circunstancias que estaban aconteciendo en ese momento.
Por suerte para Marco, estos dos días de descanso le sirvieron para coger fuerzas, pero desgraciadamente, no las suficientes para afrontar lo que le iba a  suceder al llegar a su despacho y darse cuenta de que todo su proyecto había desaparecido.
¡No puede ser! gritaba  ¿Dónde está? ¡Todo mi proyecto ha desaparecido!
Acto seguido, Martín, que estaba esperando a que Marco se diese cuenta de lo que había pasado, entró pareciendo asustado por los gritos que éste emitía.

¿Qué pasa, Marco? —  preguntó con un asombroso tono de preocupación.
—  No está, por ninguna parte, ha desaparecido —  decía Marco esta vez con un tono mucho más bajo y mirando únicamente al frente.
¿El qué no está? ¡Contéstame venga! preguntaba Martín aparentando preocupación.
—  El proyecto, ha desaparecido, no lo veo por ningún lado. Parece imposible pero no está. Es como si se hubiese esfumado —  contestó Marco antes de romper a llorar desconsoladamente.
¡¿Cómo?! exclamó Martín haciéndose el afectado mientras apoyaba su espalda en la pared y se llevaba las manos en la cabeza.
En ese momento empezó a recordar lo que había hecho el día anterior para hacer desaparecer del ordenador de Marco ese proyecto:
Esperó a que el resto de empleados terminasen su turno de tarde para  irse a sus respectivas casas para después bajar a hablar con la jefa de seguridad de la empresa argumentándole si podía hacerle el favor de dejarle dentro, prometiendo no molestar pero aludiendo que necesitaba quedarse un par de horas más para adelantar trabajo que sólo podía hacer en la oficina. Y claro, cómo ésta le iba a decir que no a la única persona de la empresa que le saludaba por las mañanas con una sonrisa tan encantadora, no tuvo más remedio que permitírselo. Una vez sin gente y con el ordenador de Marco enfrente, metió en el ordenador un virus que revelaba todas las contraseñas que ese sistema operativo contenía. Tras esto, sólo faltaba meterse en su ordenador y esperar a que se revelasen todas y cada una de ellas. Una vez con las contraseñas necesarias, Martín  hizo lo que Marco se temía: borró el proyecto.
«Un plan genial de un genio»,  pensó mientras veía cómo Marco se derrumbaba cada vez más y más.

martes, 21 de agosto de 2018

La culminación de un gran engaño: capítulo 3.

A la mañana siguiente, Martín se despertó feliz pues veía cómo el día anterior se le había abierto un mundo de posibilidades para acabar con Marco aunque, días antes de que éste aceptase su propuesta, Martín ya tenía más que preparado el plan para quitárselo del medio:

Al principio todo sería muy bonito e ideal para Marco, dos de los máximos aspirantes a ser jefes de la empresa trabajando juntos codo con codo con el fin de sacar adelante un proyecto que les lanzase prácticamente a la fama; lo que no sabía es que Martín le iba a hacer sufrir como nunca antes le habían hecho sufrir, de una manera casi imperceptible tanto para él mismo como para el resto de sus compañeros.

Los días pasaban y poco a poco Marco se notaba más cansado y más desgastado, sabía que el proyecto llevaba mucha carga pero tanto él como Martín se notaban tan entusiasmados que no quería ni parar para descansar a fumarse un cigarrillo.

¡Como sigas así nunca podrás superarme, Marco!
A este paso seré yo el jefe, ¡mira la ventaja que te llevo!

Ejemplos así eran los comentarios que Martín le soltaba a Marco en tono burlesco de vez en cuando, cada vez que lo veía muy motivado o muy metido en el trabajo para descentrarlo y hacer que se concentrase aún más en ese proyecto; y así es, causaba el efecto que Martín esperaba, pues a éste poco a poco le iba quemando y le iba obsesionando cada vez más el hecho de poder terminar antes y de la mejor manera posible ese trabajo.

Si algo caracterizaba a Marco es que nunca antes había estado en una situación así, es decir, en un proyecto que le estuviese desgastando tanto y apartando de su vida normal. Siempre le habían halagado diciéndole que era de los mejores trabajadores que había dado esa empresa y que siempre tenía su agenda donde apuntaba todos sus quehaceres a lo largo del día, pero con este proyecto algo le había cambiado, en su agenda sólo tenía anotaciones relacionadas con el proyecto, no atendía a nada más e incluso su simpatía que tanto solía mostrar al mundo se le estaba borrando poco a poco. Martín le absorbía, el proyecto le absorbía y la única manera con la que pensaba resolver la situación era terminando el proyecto, sin saber que, desgraciadamente, Martín estaba haciendo lo imposible para llegar a ese fin.


 La obsesión de Martín de quitarse a Marco del medio llegó hasta tal punto que uno de los días se acostó a altas horas de la madrugada para crear a ordenador una fotografía falsa de él en la que parecía que salía de un prostíbulo, para, a la mañana siguiente y sin que el resto de empleados se diese cuenta, dejarlas en los respectivos buzones de éstos.

 ¿Qué es esto, Marco? le preguntó con un tono enfadado Martín al entrar a su despacho sin siquiera haber llamado a la puerta.
¿Cómo dices? contestó éste sorprendido por la imagen que estaba viendo.
¡Estamos en un proyecto demasiado importante como para que tú estés todas las noches de putas! dijo Martín elevando el tono.
Te prometo que eso es falso Martín, ¡si no salgo de casa! decía Marco preocupado.
¿Cómo qué no? Éste eres tú...
Sí, es cierto pero te aseguro que está manipulada, yo no haría nada así, no engañaría a mi mujer y menos por irme a un prostíbulo contestaba Marco como podía.
Vale, déjalo en mis manos ¿de acuerdo? No quiero que esto te afecte, así que veré que puedo hacer le decía Martín haciendo que Marco confiase y halagase aún más a éste.
Está bien afirmó.

Acto seguido, al salir del despacho, Martín se dirigió al despacho de su padre.
¿Se puede? preguntó Martín educadamente asomando la cabeza por la puerta.
Claro hijo. Dime, ¿qué quieres? se preocupaba Bruno.
Es sobre Marco, me preocupa. No sé si sabes que llevamos ya dos semanas con un proyecto y veo que él es incapaz de seguirme el ritmo. Está como aislado, ausente y bueno, me gustaría saber si podrías darle un par de días de descanso, pienso que así se relajaría y se despejaría un poco y además a la gente se le olvidaría todo este embrollo que se ha montado planteó Martín a su padre con tono de preocupación.
Aunque parezca que no, siempre te preocupas por tus compañeros, ¿eh? Está bien, ahora iré a comentárselo. La verdad es que nunca me esperaría de él que lo pillasen saliendo de un sitio así, seguramente alguien le haya querido tender una trampa y no voy a permitir que humillen a ninguno de nuestros empleados contestó de forma clara Bruno.
—  Papá, ¿te puedo comentar un secreto de lo que pienso sobre esto? preguntó  Martín.
Claro que sí.
Quiero dejar claro que no lo hago ni para quitármelo del medio ni para desprestigiar a nadie pero no sé... al ver esas imágenes he pensado en Raúl. Es un secreto a voces que Marco y yo estamos trabajando juntos en un proyecto para ganarnos juntos tu puesto y veo normal que Raúl intentase acabar con nosotros, no de esa manera pero lo entendería fabuló Martín.
No creo que Raúl haya sido capaz de algo así Martín, pero gracias por decírmelo, no me había dado cuenta que con esto de sucederme podrían crearse conflictos internos.

Después de esta conversación, Martín salió del despacho de su padre sabiendo que todos bailaban al ritmo que él estaba marcando y que todo seguía el curso de las cosas planeadas. 

jueves, 16 de agosto de 2018

La culminación de un gran engaño: capítulo 2

A la mañana siguiente, Martín se dirigió hacia la empresa pero esta vez algo cambiado. Ya de por sí se relacionaba poco con el resto de empleados pero este día Martín parecía distraído e inmerso en su mundo interior; tenía algo entre manos: hacer que Marco y Raúl se fuesen de la empresa, tensarles tanto la cuerda que no viesen otra opción que huir de ella.
¡Buenos días! dijo enérgicamente Martín al ver a Marco nada más entrar en la empresa.
Buenos días Martín, ¿cómo vas? contestó éste.
Bien, con ganas de empezar a demostrar lo que puedo hacer por esta empresa. Una cosa, he estado pensando algo que te podría interesar, ¿vienes a mi despacho un momento? le comentó a Martín.
¡Qué sorpresa! Claro, vamos contestó Marco.
Los dos se dirigieron hacia el despacho de Martín, éste con un paso algo ligero.
Una vez dentro, Martín invitó Marco a sentarse ofreciéndole una taza de café.
Muchas gracias dijo Marco encantado por el recibimiento que le había dado su nuevo "enemigo".
No hay de qué, al fin y al cabo no tiene porqué cambiar nada aunque seamos rivales, todos debemos ir en la misma dirección.
Eso mismo pienso yo. No sé, tenía miedo de que ahora que somos tres candidatos pudiese haber malos rollos o que nuestra rivalidad se contagiase al resto de empleados y la empresa se convirtiese en un caos. En fin, cuéntame, ¿qué querías proponerme? le preguntó Marco.
Quería que empezásemos a trabajar juntos. Como tú has dicho no quiero que esto afecte a la empresa, entonces había pensado que podríamos cooperar con el fin de demostrarles que somos un equipo, ¿qué me dices? propuso Martín.
Lo veo buena idea, pero… ¿cómo podemos cooperar? Creo que nuestros departamentos son muy distintos.
No te creas, justamente pensaba que nuestros departamentos son totalmente compatibles. Entonces fíjate, yo te propongo que tanto tú como tu departamento diseñéis una tableta nueva, en 3D, y después yo la lanzo con los mejores colaboradores que he tenido hasta ahora. Podemos ganar mucho dinero, Marco.
¿Cómo una tableta 3D? dudó.
Sí, mira. contestaba Martín mientras le señalaba unos bocetos que ya había diseñado la noche anterior al volver del trabajo Al terminar la reunión del jefe me puse a pensar, y di exactamente en el clavo. Hasta hoy hay muchas televisiones con 3D, con internet etc., pero nadie se ha fijado en las tabletas, podemos volver a relanzarlas y de una manera innovadora. ¿Qué me dices?
La verdad es que suena bien, ¿pero por qué quieres cooperar conmigo y así tan de repente? ¿No querrás usarme para demostrarle a tu padre que eres mejor que nosotros?    contestó Marco.
Para nada. Lo único que quiero es un modelo distinto al que tenemos hasta ahora, ¿para qué tener un jefe si podemos ser tres a la vez y podemos abarcar más cosas? preguntaba Martín a Marco mientras esperaba una respuesta que le satisficiera.
Ahí te tengo que dar la razón. Si te soy sincero, cuando escuché mi nombre como candidato a ser el jefe de la empresa me dio mucho miedo ¿sabes? Me gusta lo que hago y no me canso de hacerlo pero yo lo realizo con gusto no para competir con nadie, y menos con compañeros de trabajo. ¿Se lo has comentado a Raúl? ¿Cómo crees que nos puede ayudar a este proyecto? le contestó Marco.
Creo que de momento Raúl tiene poco que hacer con nosotros, quiero decir, tú y tu departamento tenéis ahora mismo la tarea de crear un proyecto de una tableta totalmente innovadora, y yo después tengo como objetivo recoger todo vuestro proyecto y presentárselo a los clientes. Una vez aprobado sí que intervendría Raúl, pero de momento veo bien que lo hagamos entre nosotros, ¿no crees?
La verdad es que de momento no tiene porqué intervenir, pero igualmente, si te parece, me gustaría comentárselo, porque al fin y al cabo llegado el momento tendría que intervenir le planteó Marco.
No, tranquilo, si justo me lo he cruzado antes de verte a ti y le dije que cuando hablase contigo me pasaría por su despacho, así que ahora voy para allá y lo dejo todo solucionado.
Está bien, gracias por todo Martín y gracias por pensar en mí en este proyecto. Confío en que seamos capaces de formar un buen equipo dijo Marco orgulloso de lo que había hecho su compañero.
Acto seguido, Martín salió satisfecho de la conversación que había tenido con Marco, había conseguido lo que quería, que Marco aceptase lo que sería su principio del fin en Electronic Master. Como era de suponer, ni Martín se había cruzado con Raúl previamente ni se dirigía a su despacho, lo único que quería era lo que acababa de conseguir, tener a Marco aislado e ilusionado con un proyecto del cual no obtendría ningún mérito.

martes, 7 de agosto de 2018

La culminación de un gran engaño: capítulo 1.



Eran las 12:35 cuando sonó ruidosamente la megafonía en Electronic Master, una empresa dedicada a la creación, diseño y distribución de tecnología, donde se podían encontrar todo tipo de tabletas, móviles de última generación y cualquier componente relacionado con las tecnologías de la comunicación. La tienda estaba situada en un polígono industrial a las afueras de Lardes, una ciudad grande caracterizada precisamente por su alto poder empresarial.
— Al finalizar su turno, todo el personal deberá dirigirse al salón de actos… El presidente de la empresa tiene algo importante que comunicarles —dijo Bruno Aguilera, jefe de recursos humanos durante 30 años y actual jefe de la empresa.
Bruno siempre se había caracterizado por su meticulosidad a la hora de establecer citas con todos sus empleados, por lo que a la mayoría de ellos les sorprendía que de repente tuvieran una cita con él en apenas una hora.
¿Qué querrá? se preguntaba uno de sus empleados al escuchar el mensaje.
¿Habrá pasado algo grave? dudaba otro con miedo de que la empresa hubiese quebrado.
Se acercaba la hora acordada y allí se dirigía en solitario Martín Aguilera, un hombre alto y apuesto, con una gran melena repeinada; nadie podría negar que era el hijo de Bruno.  Martín llevaba ya unos 10 años en la empresa, en la que estaba gracias a que su padre le dio una oportunidad de trabajo, y en el que por suerte había cumplido las expectativas que su padre tenía depositadas en él.
Ahí está se dijo a sí mismo Martín.
Y así era, ahí salía su padre, tan trajeado como siempre, hacia el micrófono, retocándose con una mano su canoso y poblado flequillo, mientras que con la otra se apretaba el nudo de la corbata para quedar lo más impecable posible, antes de dirigirse a todos sus empleados:
Sé que a todos os habrá sorprendido esta cita tan inesperada y tan multitudinaria, pero sé que si no lo hacía así no iba a ser capaz de dar este paso. Me voy… Es un pensamiento que me llevaba rondando mi cabeza ya hace unos meses y que hoy he decidido compartirlo con todos vosotros. La edad no pasa en vano y ya no me levanto con la misma fuerza, con las mismas ganas ni la misma ilusión y eso es algo que en un puesto de tanta importancia en esta empresa no se puede permitir. Por ello, antes de irme definitivamente, he decidido proponer tres candidatos de los cuales entre todos tendremos que elegir dentro del mes siguiente a mi sucesor. Los tres candidatos son los siguientes:
     En primer lugar, una persona caracterizada por su gran pasión, por lo que hace por esta empresa, por su gran creatividad y por las innumerables veces que nos ha salvado de caer en la rutina de hacer siempre los mismos productos; nuestro diseñador de productos electrónicos, Marco Gómez.
¡Qué buen sucesor! -Se escuchaba de fondo.
Me parece correcto y buen candidato decían otros.
     Para continuar, uno de los más comprometidos por esta empresa, una persona con la que puedes contar a pesar de que haya terminado su jornada laboral, un hombre en el que todos alguna vez hemos depositado nuestra confianza; nuestro encargado de la sección de electrónica, Raúl Nieva prosiguió el jefe.
   Raúl... ¡Genial! gritaba una de las personas bajo las órdenes del mismo.
   Y por último, una persona que desde que llegó no ha cesado su empeño en escalar hasta mi puesto, un hombre que ha puesto contra las cuerdas muchas veces a Ciencia y Diseño, nuestra mayor competencia, un chico que caracterizo por su dura capacidad de negociación sin escrúpulos; el encargado de negociar con empresas, Martín Aguilera finalizó Bruno.
El anuncio de Martín como último candidato tuvo división de opiniones: por un lado, estaba el sector que pensaba que, a pesar de que Martín era muy rudo a la hora de negociar con sus clientes era un trabajador brillante en cuanto a la consecución de objetivos para la empresa y por ello lo querían como nuevo jefe; pero por otro lado estaba el sector que pensaba que no todo vale para la consecución de esos objetivos, sino que había una forma más correcta de conseguirlos.
Quiero que sepáis que no ha sido tarea fácil elegir a estos tres candidatos, cada uno tiene su punto fuerte y su punto débil. Entre todos está ahora elegir la mejor opción para que pueda seguir manteniendo esta empresa como lo ha hecho durante todos estos años. No tengo nada más que decir, el 25 de Marzo por la mañana iniciaré las votaciones, tenéis un mes para ello, aprovechadlo finalizó Bruno antes de dirigirse a su despacho para recoger sus cosas.
También, toda la gente que se encontraba en el salón de actos se fue disipando para irse a sus respectivas casas entre un murmullo creado por la noticia que el jefe les acababa de dar; todo el mundo se iba menos una persona, Martín, que se quedó en una esquina hablando en voz baja:
No puede ser... Se tiene que estar riendo de mí, voy ahora mismo a hablar con éldijo mientras se disponía a encontrarse con su padre en su despacho.
Adelante dijo su padre desde dentro mientras metía sus cosas dentro del maletín.
Soy yo, tengo que hablar contigo, esto ha tenido que ser un error dijo Martín poniéndose tenso.
¿Un error? Yo creo que ha sido la mejor opción hijo, si queremos que la empresa siga como hasta ahora, tengo que dar a los empleados la oportunidad de elegir quién les parece mejor sucesor le contestó Bruno con la serenidad que le caracterizaba.
¿La mejor opción? ¡La mejor opción soy yo! recriminó Martín.
Martín, no empieces, hemos hablado de esto mil veces y nunca caeré en tu trampa. Es imposible nombrarte a ti como sucesor directamente, en primer lugar porque no quiero convertir la empresa en un régimen dinástico en el que mis empleados no tengan opción a votar, y en segundo lugar porque somos una empresa y todos juntos vamos hacia la misma dirección, y tú lo único que quieres es guiar a otros a una dirección mientras tú te mantienes en el mejor camino posible, y mientras no entiendas que todos somos un equipo nunca podrás ser un buen jefe contestó Bruno.
Eso es mentira. Gracias a mi tienes los mejores negocios con tus clientes, gracias a mi has ganado dinero que ni te esperabas, soy el mejor en esto y lo sabes dijo Martín.
¿Sólo gracias a ti? Somos una empresa de más de mil empleados, todos aportamos algo, no sólo eres tú le comentó Bruno enfadado con su hijo.
Está bien. ¿Quieres que entre en tu juego? Lo haré, te demostraré que soy el mejor y que este mes ha sido una pérdida de tiempo para ti y para todos. Adiós padre, nos vemos mañana dijo Martín antes de irse por la puerta dando un portazo.

miércoles, 1 de agosto de 2018

Regreso con: La culminación de un gran engaño

Buenas tardes a todos.
Justo hoy me he metido a ver como iban las visitas en este blog y me he llevado una sorpresa muy grata: el número de visitas había incrementado considerablemente y de no seguirme nadie tengo 19 seguidores. 19 seguidores que ni siquiera les he podido agradecer su apoyo.
Es por ello por lo que me decido a subir a partir de hoy un libro que escribimos tanto mi novia como yo para una asignatura de la carrera, el cuál el profesor lo calificó con un 10.
Espero que os guste, yo os prometo que lo subiré al completo.
Muchas gracias por la espera.
Por fin puedo decir que estoy de vuelta.