viernes, 24 de marzo de 2017

Cap 8: Rick


El grito venía de la habitación del desván, haciendo que los policías que estaban en la misma habitación que los protagonistas se desplazaran rápidamente a la habitación contigua. Allí se encontraba Rick, el policía que había gritado, apuntando con su linterna tanto al hueco del techo como al resto del dormitorio, como buscando algún indicio más que les mostrase que los supuestos ladrones seguían dentro de la casa.

-¿Oís algo? -Dijo Alan.

-Parece que están hablando del suceso y de porqué podría haber entrado alguien aquí. -Contesto Dante.

Y así era, los tres policías que se encontraban en la habitación estaban rememorando el caso y, al terminar:

-Bien, ¿Qué debemos hacer? -Preguntó uno de ellos.

-Está claro que sabían a lo que venían, no creo que haya nadie en la casa, no hay apenas sitio para esconderse y no hemos oído ningún ruido, vayámonos e informemos de esto cuanto antes, es lo mejor que podemos hacer.

-Yo me quedaré a echar un último vistazo. -Respondió Rick. -Podéis iros al coche si queréis.

Rick era un hombre mayor, de 56 años, su físico había pasado ya su mejor época y en la cabeza sólo le quedaba la barba blanca que se dejaba para aparentar un tipo más duro aún de lo que ya parecía. Conocía el caso perfectamente y se intuía desde hace ya mucho tiempo que algo así podría pasar. En aquella época la policía quería cerrar el caso cuanto antes y veían en Rick un estorbo que chafaría el plan que iban a seguir.

-Vamos, ¿Quién anda por ahí? -Empezó a preguntar Rick sin esperar respuesta pero tratando de hacer que quien estuviese escondido saliese a su busca. -No tengo toda la noche y tengo más cosas que hacer, ¿Serías o seríais tan amables de salir? No entiendo porqué abrir este caso de nuevo. -Decía mientras merodeaba por toda la casa. -¿Sabéis todo lo que podéis formar? Es un pueblo pequeño, muy difícil sería que nadie os acabase atrapando, ¿Pero sabéis qué? Si de verdad me estáis escuchando, os digo que os encontraré. -Dijo finalmente mientras se dirigía hacia la puerta para después dar un tremendo portazo.

Los chicos se quedaron mudos, no sabían que decir, se miraban entre ellos sin atreverse a salir de debajo de la cama, sin saber que hacer, se sentían observados por ese tal Rick que tanto habían oído hablar de él por el pueblo pero que nunca lo habían tenido tan cerca. ¿Por qué se había dirigido él personalmente hasta esa casa? Era todo muy extraño y los tres chicos no sabían que solución encontrarle, la mejor opción era coger la mochila que habían encontrado y salir con cautela de la casa, asegurándose que nadie podía verles.

Los policías se marcharon directos a la oficina a dar parte de lo que había sucedido y poco después, los chicos fueron a buscar el coche para salir lo más rápido posible de allí.

-Van directos a informar al jefe de la Policía Local, seguro. -Comentó Dante mientras arrancaba el coche.

-Si, mañana todo esto estará infestado de policías. -Dijo Alan. -Más nos vale haber borrado todas nuestras huellas y haber cogido todas las posibles pruebas con las que nos puedan identificar, sino se levantarían las sospechas contra nosotros una vez más y nos acabarían sentenciando.

Una vez por el oscuro camino que les llevaba de vuelta al pueblo, una luz a lo lejos les iluminó de nuevo. Esta vez sí que habían sido vistos. La luz provenía de otro coche situado a lo lejos fuera del camino y estaba allí colocado como si se hubiese quedado allí para ver el espectáculo.

-¡¿Será Rick?! -Preguntó Gael alterado.

-Imposible, vi por la ventana como se iba e igualmente ese no es su coche, ese coche tiene que ser mínimo un todoterreno por la altura de las luces. -Contestó Dante mientras intentaba acelerar para evitar que fuesen reconocidos.

El problema es que ya lo habían hecho, el coche que estaba ahí situado no era por casualidad, por lo que fuera, sabía a que hora y en que momento iban a visitar la casa.

Justo al terminar Dante de hablar, el coche empezó a darse la vuelta para irse, sin darles la oportunidad de que adivinasen quién podía haber sido.

Una vez más tranquilos, y después de haber estado hablando de quién podía haber sido esa persona que les había estado espiando mientras estaban en la casa, Alan, abrió la mochila:

-¡El ordenador de Caín! -Gritó Alan. Era un ordenador portátil ya algo antiguo y algo estropeado por el paso del tiempo.

-¡¿Cómo?! ¿Y funciona? ¿Cómo puede estar ahí todavía el ordenador de Caín? -Preguntó Dante sorprendido.

-Enciéndelo, corre, seguro que hay algo importante ahí si tan escondido estaba. -Le dijo Gael emocionado.

-Imposible, no funciona, lo estoy intentando pero no hay manera de que vaya, ¿Qué podemos hacer? Ahora mismo está inservible, pero tenemos que encontrar la forma de sacar lo que tiene dentro, sea lo que fuere lo que pasó ese día estoy seguro de que está dentro de ese ordenador. -Contestó Alan.

-Podemos probar con Uriel, él sabe de ordenadores. -Sugirió Dante.

-¿E involucrarlo? -Recriminó Alan.

-Puede ser buena idea. -Dijo Gael. -Es verdad que no le hará gracia porque para empezar no le hemos contado nada ni a él ni al resto de los chicos pero creo que debería entenderlo, al fin y al cabo somos amigos y seguro que él también se muere de ganas por saber que pasó.



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