"Estación El Álamo", vio Dante a la derecha de la
carretera.
- De acuerdo, aún tengo tiempo, he de llegar lo antes
posible y así evitar que me encuentren. -Dijo Dante.
La vieja estación del Álamo había pasado ya sus mejores
días pues sólo quedaban restos de lo que en la revolución industrial fue. El
edificio principal estaba semiderruido y las vías sólo se dedicaban a
contemplar el paso de algún que otro tren de vez en cuando y, además de por su
antigüedad y porque la nueva estación estaba en funcionamiento desde hace
mucho, estaba a las afueras, lo que dificultaba el tránsito de personas y,
desgraciadamente, facilitaba e incitaba al suicidio, como más de uno y de dos ya
lo había intentado con mejor o peor éxito anteriormente.
Y allí es donde se dirigía Dante con el propósito de
quitarse la vida, tal vez ya sin fuerzas para luchar, o tal vez no siendo lo
suficientemente valiente como creía ser.
- Al fin. -Dijo jadeando mientras miraba la hora y se
posaba de rodillas sobre las vías esperando el trágico final.
- "Y aquí estoy yo, a las 17:25, esperando que en 5
minutos pasé por fin el tren por encima de mí. No hay mayor desesperación que
ésta, que tus amigos estén muriendo, que te traicionen, que no sepas que hacer.
Ya no valgo para nada y lo mejor es que me marche de este mundo." Pensaba
Dante entre lágrimas mientras recordaba todo lo ocurrido, que era lo que le
había llevado a ese lugar en una acción desesperada por desaparecer.
- Sería demasiado cobarde por tu parte si hicieses eso,
¿Sabes? -Gritó su fiel amigo Gael desde una parte alejada de la posición de
Dante. - Desde que te conozco siempre has sido tú el valiente, el que me ha
dado ánimos cuando no era capaz de controlar todo lo que tenía en mi cabeza, el
que siempre me ha apoyado cuando suspendía y ahora he tenido que recorrerme
todo el pueblo corriendo para que no fueses tan cobarde como para suicidarte,
¿Me lo estás diciendo en serio? Si es así, me estás decepcionando demasiado
como persona. No pienses que te voy a apartar de las vías del tren, confío en
que no seas tan cobarde como para dejar de luchar.
- Gael... Yo... Lo siento, no sé que decir. -Lamentó Dante.
- ¡Pues levántate de una vez y dime que vamos a llegar
juntos hasta el final de ésto, con todas las consecuencias!
- No lo sé Gael, cuando comenzamos esto pensaba que todo
iba a ser demasiado fácil, que seríamos los héroes en un abrir y cerrar de ojos
y ahora míranos... Quiero confiar en ti pero... Prométeme que todo va a salir
bien, que llegaremos al fondo del asunto, que resolveremos todo esto... Porque
si no es así, no se que va a ser de mí Gael, he perdido mucho y todo por querer
hacerme el valiente. -Le pidió Dante a Gael tras reflexionar sobre sus
acciones.
- Lo único que te puedo prometer es que vamos a luchar,
haya las consecuencias que haya, y te pido por favor, que sea a tu lado, junto
a ti, como hasta hoy lo hemos hecho. -Dijo Gael.
- Durante toda mi vida, siempre he querido ponerle solución
a todos los problemas que me han ido viniendo y he luchado hasta conseguir
solucionarlos, pero esto, a mis 31 años, es algo que me ha superado, no sé como
darle salida, no sé cómo afrontarlo. -Le contestó Dante cabizbajo.
- ¡Pues juntos, como siempre lo hemos hecho! -Gritó Gael
mientras veía que el tren se acercaba y mientras le tendía la mano a Dante en
un acto desesperado para convencer a su amigo.
- Te doy las gracias de corazón por esta conversación,
quien sabe lo que deparará el futuro, la decisión está tomada. -Dijo
Dante.
Aquí os dejo mi nueva historia, espero que os guste, podéis
comentar si lo deseáis y seguirme en:
No hay comentarios:
Publicar un comentario