A
la mañana siguiente, Martín se dirigió hacia la empresa pero esta vez algo
cambiado. Ya de por sí se relacionaba poco con el resto de empleados pero este
día Martín parecía distraído e inmerso en su mundo interior; tenía algo entre
manos: hacer que Marco y Raúl se fuesen de la empresa, tensarles tanto la
cuerda que no viesen otra opción que huir de ella.
—
¡Buenos días! — dijo enérgicamente
Martín al ver a Marco nada más entrar en la empresa.
—
Buenos días Martín, ¿cómo vas? — contestó
éste.
—
Bien, con ganas de empezar a demostrar
lo que puedo hacer por esta empresa. Una cosa, he estado pensando algo que te
podría interesar, ¿vienes a mi despacho un momento? — le comentó a Martín.
—
¡Qué sorpresa! Claro, vamos —contestó
Marco.
Los
dos se dirigieron hacia el despacho de Martín, éste con un paso algo ligero.
Una
vez dentro, Martín invitó Marco a sentarse ofreciéndole una taza de café.
—
Muchas gracias — dijo Marco
encantado por el recibimiento que le había dado su nuevo "enemigo".
—
No hay de qué, al fin y al cabo no tiene
porqué cambiar nada aunque seamos rivales, todos debemos ir en la misma
dirección.
—
Eso mismo pienso yo. No sé, tenía miedo
de que ahora que somos tres candidatos pudiese haber malos rollos o que nuestra
rivalidad se contagiase al resto de empleados y la empresa se convirtiese en un
caos. En fin, cuéntame, ¿qué querías proponerme? — le preguntó Marco.
—
Quería que empezásemos a trabajar
juntos. Como tú has dicho no quiero que esto afecte a la empresa, entonces
había pensado que podríamos cooperar con el fin de demostrarles que somos un
equipo, ¿qué me dices? — propuso Martín.
—
Lo veo buena idea, pero… ¿cómo podemos
cooperar? Creo que nuestros departamentos son muy distintos.
—
No te creas, justamente pensaba que
nuestros departamentos son totalmente compatibles. Entonces fíjate, yo te
propongo que tanto tú como tu departamento diseñéis una tableta nueva, en 3D, y
después yo la lanzo con los mejores colaboradores que he tenido hasta ahora.
Podemos ganar mucho dinero, Marco.
—
¿Cómo una tableta 3D? — dudó.
—
Sí, mira. — contestaba Martín
mientras le señalaba unos bocetos que ya había diseñado la noche anterior al
volver del trabajo — Al terminar la reunión del jefe me puse a pensar, y
di exactamente en el clavo. Hasta hoy hay muchas televisiones con 3D, con
internet etc., pero nadie se ha fijado en las tabletas, podemos volver a
relanzarlas y de una manera innovadora. ¿Qué me dices?
—
La verdad es que suena bien, ¿pero por
qué quieres cooperar conmigo y así tan de repente? ¿No querrás usarme para
demostrarle a tu padre que eres mejor que nosotros? — contestó Marco.
—
Para nada. Lo único que quiero es un
modelo distinto al que tenemos hasta ahora, ¿para qué tener un jefe si podemos
ser tres a la vez y podemos abarcar más cosas? — preguntaba Martín a
Marco mientras esperaba una respuesta que le satisficiera.
—
Ahí te tengo que dar la razón. Si te soy
sincero, cuando escuché mi nombre como candidato a ser el jefe de la empresa me
dio mucho miedo ¿sabes? Me gusta lo que hago y no me canso de hacerlo pero yo
lo realizo con gusto no para competir con nadie, y menos con compañeros de
trabajo. ¿Se lo has comentado a Raúl? ¿Cómo crees que nos puede ayudar a este
proyecto? — le contestó Marco.
—
Creo que de momento Raúl tiene poco que
hacer con nosotros, quiero decir, tú y tu departamento tenéis ahora mismo la
tarea de crear un proyecto de una tableta totalmente innovadora, y yo después tengo
como objetivo recoger todo vuestro proyecto y presentárselo a los clientes. Una
vez aprobado sí que intervendría Raúl, pero de momento veo bien que lo hagamos
entre nosotros, ¿no crees?
—
La verdad es que de momento no tiene
porqué intervenir, pero igualmente, si te parece, me gustaría comentárselo,
porque al fin y al cabo llegado el momento tendría que intervenir — le
planteó Marco.
—
No, tranquilo, si justo me lo he cruzado
antes de verte a ti y le dije que cuando hablase contigo me pasaría por su
despacho, así que ahora voy para allá y lo dejo todo solucionado.
—
Está bien, gracias por todo Martín y
gracias por pensar en mí en este proyecto. Confío en que seamos capaces de
formar un buen equipo — dijo Marco orgulloso de lo que había hecho su
compañero.
Acto seguido,
Martín salió satisfecho de la conversación que había tenido con Marco, había
conseguido lo que quería, que Marco aceptase lo que sería su principio del fin
en Electronic Master. Como era de suponer, ni Martín se había cruzado con Raúl
previamente ni se dirigía a su despacho, lo único que quería era lo que acababa
de conseguir, tener a Marco aislado e ilusionado con un proyecto del cual no
obtendría ningún mérito.
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