A
la mañana siguiente, Martín se despertó feliz pues veía cómo el día anterior se
le había abierto un mundo de posibilidades para acabar con Marco aunque, días
antes de que éste aceptase su propuesta, Martín ya tenía más que preparado el
plan para quitárselo del medio:
Al
principio todo sería muy bonito e ideal para Marco, dos de los máximos
aspirantes a ser jefes de la empresa trabajando juntos codo con codo con el fin
de sacar adelante un proyecto que les lanzase prácticamente a la fama; lo que
no sabía es que Martín le iba a hacer sufrir como nunca antes le habían hecho
sufrir, de una manera casi imperceptible tanto para él mismo como para el resto
de sus compañeros.
Los
días pasaban y poco a poco Marco se notaba más cansado y más desgastado, sabía
que el proyecto llevaba mucha carga pero tanto él como Martín se notaban tan
entusiasmados que no quería ni parar para descansar a fumarse un cigarrillo.
— ¡Como sigas así nunca
podrás superarme, Marco!
—
A este paso seré yo el jefe, ¡mira la
ventaja que te llevo!
Ejemplos
así eran los comentarios que Martín le soltaba a Marco en tono burlesco de vez
en cuando, cada vez que lo veía muy motivado o muy metido en el trabajo para
descentrarlo y hacer que se concentrase aún más en ese proyecto; y así es,
causaba el efecto que Martín esperaba, pues a éste poco a poco le iba quemando
y le iba obsesionando cada vez más el hecho de poder terminar antes y de la
mejor manera posible ese trabajo.
La obsesión de Martín de quitarse a Marco del
medio llegó hasta tal punto que uno de los días se acostó a altas horas de la
madrugada para crear a ordenador una fotografía falsa de él en la que parecía
que salía de un prostíbulo, para, a la mañana siguiente y sin que el resto de
empleados se diese cuenta, dejarlas en los respectivos buzones de éstos.
— ¿Qué es esto, Marco? — le
preguntó con un tono enfadado Martín al entrar a su despacho sin siquiera haber
llamado a la puerta.
—
¿Cómo dices? — contestó éste
sorprendido por la imagen que estaba viendo.
—
¡Estamos en un proyecto demasiado
importante como para que tú estés todas las noches de putas! — dijo
Martín elevando el tono.
—
Te prometo que eso es falso Martín, ¡si
no salgo de casa! — decía Marco preocupado.
—
¿Cómo qué no? Éste eres tú...
—
Sí, es cierto pero te aseguro que está
manipulada, yo no haría nada así, no engañaría a mi mujer y menos por irme a un
prostíbulo — contestaba Marco como podía.
—
Vale, déjalo en mis manos ¿de acuerdo? No
quiero que esto te afecte, así que veré que puedo hacer — le decía
Martín haciendo que Marco confiase y halagase aún más a éste.
—
Está bien — afirmó.
Acto
seguido, al salir del despacho, Martín se dirigió al despacho de su padre.
—
¿Se puede? — preguntó Martín
educadamente asomando la cabeza por la puerta.
—
Claro hijo. Dime, ¿qué quieres? — se
preocupaba Bruno.
—
Es sobre Marco, me preocupa. No sé si
sabes que llevamos ya dos semanas con un proyecto y veo que él es incapaz de
seguirme el ritmo. Está como aislado, ausente y bueno, me gustaría saber si
podrías darle un par de días de descanso, pienso que así se relajaría y se
despejaría un poco y además a la gente se le olvidaría todo este embrollo que
se ha montado — planteó Martín a su padre con tono de preocupación.
— Aunque parezca que no, siempre te preocupas por
tus compañeros, ¿eh? Está bien, ahora iré a comentárselo. La verdad es que
nunca me esperaría de él que lo pillasen saliendo de un sitio así, seguramente
alguien le haya querido tender una trampa y no voy
a permitir que humillen a ninguno de nuestros empleados — contestó de
forma clara Bruno.
— Papá,
¿te puedo comentar un secreto de lo que pienso sobre esto? — preguntó Martín.
—
Claro que sí.
—
Quiero dejar claro que no lo hago ni
para quitármelo del medio ni para desprestigiar a nadie pero no sé... al ver
esas imágenes he pensado en Raúl. Es un secreto a voces que Marco y yo estamos
trabajando juntos en un proyecto para ganarnos juntos tu puesto y veo normal
que Raúl intentase acabar con nosotros, no de esa manera pero lo entendería —
fabuló Martín.
—
No creo que Raúl haya sido capaz de algo
así Martín, pero gracias por decírmelo, no me había dado cuenta que con esto de
sucederme podrían crearse conflictos internos.
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