martes, 21 de agosto de 2018

La culminación de un gran engaño: capítulo 3.

A la mañana siguiente, Martín se despertó feliz pues veía cómo el día anterior se le había abierto un mundo de posibilidades para acabar con Marco aunque, días antes de que éste aceptase su propuesta, Martín ya tenía más que preparado el plan para quitárselo del medio:

Al principio todo sería muy bonito e ideal para Marco, dos de los máximos aspirantes a ser jefes de la empresa trabajando juntos codo con codo con el fin de sacar adelante un proyecto que les lanzase prácticamente a la fama; lo que no sabía es que Martín le iba a hacer sufrir como nunca antes le habían hecho sufrir, de una manera casi imperceptible tanto para él mismo como para el resto de sus compañeros.

Los días pasaban y poco a poco Marco se notaba más cansado y más desgastado, sabía que el proyecto llevaba mucha carga pero tanto él como Martín se notaban tan entusiasmados que no quería ni parar para descansar a fumarse un cigarrillo.

¡Como sigas así nunca podrás superarme, Marco!
A este paso seré yo el jefe, ¡mira la ventaja que te llevo!

Ejemplos así eran los comentarios que Martín le soltaba a Marco en tono burlesco de vez en cuando, cada vez que lo veía muy motivado o muy metido en el trabajo para descentrarlo y hacer que se concentrase aún más en ese proyecto; y así es, causaba el efecto que Martín esperaba, pues a éste poco a poco le iba quemando y le iba obsesionando cada vez más el hecho de poder terminar antes y de la mejor manera posible ese trabajo.

Si algo caracterizaba a Marco es que nunca antes había estado en una situación así, es decir, en un proyecto que le estuviese desgastando tanto y apartando de su vida normal. Siempre le habían halagado diciéndole que era de los mejores trabajadores que había dado esa empresa y que siempre tenía su agenda donde apuntaba todos sus quehaceres a lo largo del día, pero con este proyecto algo le había cambiado, en su agenda sólo tenía anotaciones relacionadas con el proyecto, no atendía a nada más e incluso su simpatía que tanto solía mostrar al mundo se le estaba borrando poco a poco. Martín le absorbía, el proyecto le absorbía y la única manera con la que pensaba resolver la situación era terminando el proyecto, sin saber que, desgraciadamente, Martín estaba haciendo lo imposible para llegar a ese fin.


 La obsesión de Martín de quitarse a Marco del medio llegó hasta tal punto que uno de los días se acostó a altas horas de la madrugada para crear a ordenador una fotografía falsa de él en la que parecía que salía de un prostíbulo, para, a la mañana siguiente y sin que el resto de empleados se diese cuenta, dejarlas en los respectivos buzones de éstos.

 ¿Qué es esto, Marco? le preguntó con un tono enfadado Martín al entrar a su despacho sin siquiera haber llamado a la puerta.
¿Cómo dices? contestó éste sorprendido por la imagen que estaba viendo.
¡Estamos en un proyecto demasiado importante como para que tú estés todas las noches de putas! dijo Martín elevando el tono.
Te prometo que eso es falso Martín, ¡si no salgo de casa! decía Marco preocupado.
¿Cómo qué no? Éste eres tú...
Sí, es cierto pero te aseguro que está manipulada, yo no haría nada así, no engañaría a mi mujer y menos por irme a un prostíbulo contestaba Marco como podía.
Vale, déjalo en mis manos ¿de acuerdo? No quiero que esto te afecte, así que veré que puedo hacer le decía Martín haciendo que Marco confiase y halagase aún más a éste.
Está bien afirmó.

Acto seguido, al salir del despacho, Martín se dirigió al despacho de su padre.
¿Se puede? preguntó Martín educadamente asomando la cabeza por la puerta.
Claro hijo. Dime, ¿qué quieres? se preocupaba Bruno.
Es sobre Marco, me preocupa. No sé si sabes que llevamos ya dos semanas con un proyecto y veo que él es incapaz de seguirme el ritmo. Está como aislado, ausente y bueno, me gustaría saber si podrías darle un par de días de descanso, pienso que así se relajaría y se despejaría un poco y además a la gente se le olvidaría todo este embrollo que se ha montado planteó Martín a su padre con tono de preocupación.
Aunque parezca que no, siempre te preocupas por tus compañeros, ¿eh? Está bien, ahora iré a comentárselo. La verdad es que nunca me esperaría de él que lo pillasen saliendo de un sitio así, seguramente alguien le haya querido tender una trampa y no voy a permitir que humillen a ninguno de nuestros empleados contestó de forma clara Bruno.
—  Papá, ¿te puedo comentar un secreto de lo que pienso sobre esto? preguntó  Martín.
Claro que sí.
Quiero dejar claro que no lo hago ni para quitármelo del medio ni para desprestigiar a nadie pero no sé... al ver esas imágenes he pensado en Raúl. Es un secreto a voces que Marco y yo estamos trabajando juntos en un proyecto para ganarnos juntos tu puesto y veo normal que Raúl intentase acabar con nosotros, no de esa manera pero lo entendería fabuló Martín.
No creo que Raúl haya sido capaz de algo así Martín, pero gracias por decírmelo, no me había dado cuenta que con esto de sucederme podrían crearse conflictos internos.

Después de esta conversación, Martín salió del despacho de su padre sabiendo que todos bailaban al ritmo que él estaba marcando y que todo seguía el curso de las cosas planeadas. 

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